He recibido numerosas peticiones parar incluir en nuestra lista al venerable actor Charlton Heston. Así que vayamos a ello, pues la verdad es que no nos faltan motivos para dejarlo sin cena. Nada podemos reprochar a la carrera cinematográfica de Heston, habiendo participado en los años 50 en algunas de las mejores cintas de acción de la era y convirtiéndose en heredero del estilo de actor apolíneo y atlético que ejemplificara Burt Lancaster. Fue el director William Wyler quien mejor supo sacar de Heston esa vena de héroe perdedor y macarra de la que sin duda hoy son herederos Bruce Willis y Will Smith, Wyler dirigió a Heston en el estupendo western Horizontes Lejanos (The Big Country, 1958) y la inmortal segunda versión Ben-Hur (1959), recordemos que la primera versión estuvo protagonizada por Ramón Novarro, a quien dedicamos un capítulo en Diciembre de 2007, en la que como Judah Ben-Hur protagonizaba junto a Stephen Boyd (Messala) una de las historias de amor homosexual no reconocidas más famosas de la historia. Por su papel protagonista en Ben-Hur ganó el Oscar y la inmortalidad cinematográfica. Curiosamente el éxito de Heston venía de otro remake, su papel de Moisés en Los Diez Mandamientos (The Ten Commandments, 1956), dirigida por Cecil B. De Mille tanto en su versión de 1923 como en la protagonizada por Heston. Por cierto que fue la última película que dirigió este mito del cine.
Heston aprovechó el éxito cosechado por sus papeles en películas de caracter pseudo-religioso para fomentar su imagen de macho en cintas como El Cid (1961) o Cuando Ruge la Marabunta (The Naked Jungle, 1954). Paralelamente participó con algunos de los mejores directores de la época. Fue Heston quien propuso a Orson Welles para dirigirle en la obra maestra Sed de Mal (A Touch Of Evil, 1958), e hizo un buen papel a pesar de no ser creíble como fiscal mexicano. También trabajó con el iracundo y genial director Sam Peckinpah en Mayor Dundee (Major Dundee, 1965), una de tantas obras mutilada por los estudios, atentando a los deseos artísticos de sus autores. Heston tuvo numerosos problemas con Peckinpah y sus continuos cambios de humor, llegando en una ocasión a cargar contra el director sobre un caballo y portando un sable en la mano. Sin embargo, cuando la productora decidió echar al director, Heston tuvo el noble gesto de decir que si se iba él, se quedaban sin protagonista. Otro director con el que Heston tuvo grandes éxitos fue Franklin J.Schaffner, quien le dirigió en El Señor de la Guerra (The War Lord, 1965) y, sobre todo, una de las cumbres de la ciencia ficción como es El Planeta de los Simios (Planet of the Apes, 1968), película clásica que originó toda una saga y demostró que Heston no usaba blanqueador de dientes. El éxito de El Planeta de los Simios hizo que la carrera de Heston en los años 70 se decantara a títulos del género fantástico como El Último Hombre Vivo (Omega Man, 1971), segunda versión de la brillante novela Soy Leyenda de Richard Matheson, de la que recientemente se ha realizado una tercera versión, o Cuando el Destino nos Alcance (Soylent Green, 1973), que fue la última película en la que participó el gran Edward G. Robinson. El resto de la década Heston hizo lo que pudo, desde participar en las películas catastróficas tan de moda en la era como Aeropuerto 1975 o Terremoto hasta hacer del cardenal Richelieu con una horrible nariz de pega en la divertida saga de los Tres Mosqueteros dirigida por Richard Lester. Los buenos momentos habían pasado, y Heston se vio reducido en los 80 a cameos y participaciones en series televisivas como Dinastía o Los Colby.
La fama volvería posteriormente a manos de Heston, pero por razones que nada tienen que ver con su carrera artística. Entre 1998 y 2003 fue director de la National Rifle Asssociation (Asociación Estadounidense de Armas de Fuego) que defiende el "sagrado" derecho constitucional de poder agujerear a tiros a todo aquel que te moleste. Basándose en una rancia ley que proviene de la guerra de secesión, son básicamente un grupo de mentecatos con serios problemas de autoestima que necesitan sentirse protegidos de la forma más primitva y estúpida en un mundo que no entienden. Que Heston, que en los años 60 participaba de las marchas en pro de los derechos civiles haya acabado siendo el representante de semejante grupo de salvajes no hace sino demostrar hasta qué punto estaba deteriorada su mente. En 2002, por cierto, le diagnosticaron le enfermedad de Alzheimer. A los hechos nos remitimos. Sin embargo, no cometan el error de invitar a Heston por pena, no sea que aparezca con sus amigotes y acaben con el salón tiroteado.
La fama volvería posteriormente a manos de Heston, pero por razones que nada tienen que ver con su carrera artística. Entre 1998 y 2003 fue director de la National Rifle Asssociation (Asociación Estadounidense de Armas de Fuego) que defiende el "sagrado" derecho constitucional de poder agujerear a tiros a todo aquel que te moleste. Basándose en una rancia ley que proviene de la guerra de secesión, son básicamente un grupo de mentecatos con serios problemas de autoestima que necesitan sentirse protegidos de la forma más primitva y estúpida en un mundo que no entienden. Que Heston, que en los años 60 participaba de las marchas en pro de los derechos civiles haya acabado siendo el representante de semejante grupo de salvajes no hace sino demostrar hasta qué punto estaba deteriorada su mente. En 2002, por cierto, le diagnosticaron le enfermedad de Alzheimer. A los hechos nos remitimos. Sin embargo, no cometan el error de invitar a Heston por pena, no sea que aparezca con sus amigotes y acaben con el salón tiroteado.
3 comentarios:
Este es el tipo que solía decir: "sólo me quitarán el rifle de mi mano fría y cadavérica" Pues se cumplió su deseo. Sólo espero que no vaya a necesitar ese rifle en el infierno en donde ya debe haberle guardado un puestito a Bush.
Tiene usted razón Mr. Weber, los pecados del señor Heston eran muchos. Pero de ahí a compararlo con un asesino en masa como es Bush, hay un paso. Yo prefiero verlo como un viejo chocho, aburrido y con necesidad de salir en los medios para recordar sus tiempos de fama. Me quedo en cualquier caso con el Heston zoofílico de El Planeta de los Simos, con ese beso final con la monísima Doctora Zira que marco un antes y un después en las relaciones entre hombres y animales en la historia del cine. RIP
Heston, amigo de España
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