PROG ROCK I

Vivimos tiempos grises a nivel musical, de futuro incierto y presente gris, donde lo más corriente es recurrir al pasado, a la recuperación de viejas fórmulas que en su día fueron la gallina de los huevos de oro. En estos días de versiones de Foreigner a cargo de Mariah Carey, de los Bee Gees fusilados por Take That, de los Rolling destruídos por Britney Spears… sólo un género de los 70 (crisol de estilos musicales incomparable, donde explotaron miles de tendencias en poquísimos años) escapa a este revisionismo comercial vergonzante. Todo es repetido y recuperado (en una forma simplista y de menos calidad) para las masas: el punk, el glam rock, la música disco, el pop, el hard rock, el AOR… pero nadie se atreve a abrir la caja de pandora que fue el Rock progresivo. De hecho es un estilo muy desprestigiado: pomposidad, virtuosismo o grandilocuencia son términos recurrentes cuando se habla de él. Cualquier otro género es mínimamente respetado, ¿Cuál es la causa de este maleficio? ¿El punk rompedor de finales de los 70? ¿Las emisoras de radio que no aceptan canciones que superen los cuatro minutos? ¿El fin de la libertad musical en las grandes discográficas, rendidas a los beneficios económicos? Habría mucho que hablar del tema… pero el hecho es que vivimos esta extraña era en que la gente valora a Abba y no a Amon Düül, en que se puede decir sin sonrojarse que eres un fan de los Carpenters, pero tienes que esconder tus discos de Yes en el trastero… Tal vez debamos aplaudir tanta ingratitud, ya que por ella el estilo sigue inmune al revisionismo post-moderno que ha corrompido todo. El Prog sigue siendo Prog, para bien o para mal, los que lo apreciamos lo valoramos por ser una era de avances y excesos sin igual: la era de los Dinosaurios, de los grandes conceptos y los descomunales egos. Durante un breve espacio de tiempo tuvimos la sensación de que la música iba a cambiar el mundo (aunque nadie podía asegurar que fuese a mejor, pero eso era lo de menos).

La que podemos definir como la era más imaginativa del rock, se produjo principalmente en los años 70, aunque los orígenes son debidos a una tardía psicodelia y a la vanguardia underground en el fructífero panorama musical del Londres de finales de los 60, y sus secuelas todavía perduran en diversos estilos… Durante los años 70 un grupo de visionarios quiso llevar el rock hasta sus límites más insospechados; queriendo dar a la música popular el prestigio con el que contaba la música culta, los ingenieros del rock complejificaron su temática y forma alargando su duración formal y dotándola de sonidos inexplorados hasta entonces. Como toda gran historia el Rock Progresivo (o rock sinfónico, como se le conoció en españa) tiene su comienzo. Y probablemente habría que buscarlo en las producciones de Phil Spector, auténticas mini-óperas adolescentes o en Snuff Garrett, uno de los grandes productores juveniles de la Costa Oeste, que supo emplear magistralmente la cuerda en sus grabaciones para Bobby Vee o Johnny Burnette. Pero si hay que señalar un nacimiento del Rock progresivo, habría que situarlo en el Londres de 1967.


El hervidero musical en que se había convertido la segunda mitad de los años sesenta permitía a cualquier músico experimentar en todas direcciones. Las editoras musicales, los promotores y managers estaban buscando nuevas sensaciones y no se atrevían a decir que no a nadie. Si no, ¿quién hubiera aceptado que un grupo como the Moody Blues, que habían tenido un número uno con una canción de tres minutos tocada con sus propios instrumentos, se enfrentara a un disco de 45 revoluciones, monotemático y con una gran orquesta detrás? El hecho es que les dejaron hacerlo y el resultado, Days of Future Passed (Días de un Futuro Pasado) fue el comienzo oficial de una nueva era: la del Rock Progresivo. El disco, editado en 1967, tal vez no hubiera pasado de ser un experimento más de no ser por incluir el éxito Nights In White Satin, pero no fue un intento aislado. De 1967 es también el mítico Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band con el que McCartney (influenciado por el Pet Sounds de los Beach Boys y el Freak Out de Frank Zappa) concibió un disco conceptual en el que destacan los arreglos a lo Schubert de She’s leaving Home. También en el 67 Pink Floyd, un grupo pop que se había convertido en el foco de atención de la escena psicodélica londinense gracias a sus juegos de luces en el escenario, a máquinas de humo, y a temas largos y densos, editan su primer LP. Y en el mismo año Procol Harum adaptan una cantata de Bach y lo convierten en un single de éxito, A Whiter Shade Of Pale. Fue otro de los grandes éxitos de la época y uno de los empujones que necesitaba el estilo para consolidarse. Aun así, los gustos generales fueron por caminos diferentes en los 70 y el trabajo de grupos como Procol Harum o The Moody Blues quedaran relegados a éxitos esporádicos que no influyeron en los destinos del Rock Progresivo.



En realidad esta primera etapa, a la que podemos definir como Pop Sinfónico, fue una prueba de fuego donde el estilo topó con sus primeras limitaciones, como el hecho de necesitar apoyarse de una gran orquesta para desarrollarse en plenitud. Cuesta pensar que los primeros grupos del género se propusieran conscientemente llevar a la música pop hacia nuevos caminos, sobre todo pensando que los grupos vivían de las giras y resultaba económicamente inviable trasladarse de ciudad en ciudad con toda una orquesta sinfónica a cuestas. Posiblemente la obra cumbre de esta primera etapa sea Concerto for Group and Orchestra de Deep Purple, donde el grupo se acompañó de la Royal Philarmonic Orchestra dirigida por Malcom Arnold para interpretar un concierto compuesto por el teclista de la banda, Jon Lord, casi en su totalidad instrumental y compuesto de 3 movimientos. El evento se anunció como el encuentro de dos mundos, el Rock y el clasicismo. Y es que lo importante no era contar con una gran orquesta atrás, sino concebir las obras y desarrollarlas con un nuevo talante que buscaba fundir dos culturas hasta entonces antagónicas. No era sólo emplear recursos orquestales para enriquecer y hacer más variado el sonido, cosa ya habitual en aquella época, sino intentar dignificar el pop añadiéndole elementos tradicionalmente aceptados por la “elite culta”.(CONTINUARÁ)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

:P

Anónimo dijo...

En la música (y en todo el arte, vamos!), ya nadie se arriesga por nada nuevo, siempre es mejor refritar cosas viejas (covers como se les llama ahora, pero cosas viejas al fin y al cabo)

Parece que la cultura, o la gente que maneja la cultura oficial, se está agotando, ya no piensa, ya no se arriesga, y eso es malo, muy malo.