Un hombre que hace jazz con temática de ciencia ficción y cabalística vestido de faraón egipcio no puede ser normal. Y no lo era, o al menos pasó su vida intentando demostrar su singularidad. El teclista, compositor y director de orquesta Sun Ra comenzó su interesante y errática carrera musical en los años 40, integrando diversas bandas de be bop hasta que empezó a grabar por sí mismo, siendo el primer músico de jazz en crear su propio sello discográfico. Su música fue evolucionando desde el jazz tradicional a un estilo que fusionaba música primitiva de diversas culturas, sonidos electrónicos y avant-garde. Sus discos son a veces grandiosos y en otras ocasiones absurdos, pero tienen la rara capacidad de no dejarte indiferente. Largas piezas disonantes, donde se mezcla la improvisación del estilo con arreglos bizarros e interpretaciones desiguales de su big band, bautizada por él como Arkestra. En los primeros 80, en el ocaso de su larga carrera, tocaba rodeado de tragadores de fuego en shows llenos de excesos. En su vida privada Herman Sonny Blount (su verdadero nombre) también fue un hombre excesivo, obsesionado por controlar hasta el más mínimo detalle de la vida de sus músicos, como si fuera su gurú. Decía venir del planeta Saturno, y estaba convencido de tener la misión de salvar a la humanidad a través de la música. En 1991 sufrió una embolia que paralizó la mitad de su cuerpo. A pesar de ello siguió tocando con la mano derecha hasta que muere en 1993 tras una larga agonía.
Todo genio guarda un cadáver en el armario. Asesinos, suicidas, drogadictos, alcohólicos, maltratadores, psicópatas en potencia, obsesos sexuales, reaccionarios, onanistas, pederastas, esquizofrénicos, paranoicos, estafadores, tiranos... Un espacio dedicado a las mezquindades de los genios, o a las genialidades de los mezquinos...
...El asesinato es una forma de actuar impropia, altamente inadecuada, y no me importa decir que todo hombre que interviene en un asesinato tiene un modo de pensar muy incorrecto y unos principios muy erróneos... Pues si un hombre se deja tentar por un asesinato, poco después piensa que el robo no tiene importancia, y del robo pasa a la bebida y a no respetar los sábados, y de esto pasa a la negligencia de los modales y al abandono de sus deberes. Una vez empezada esta marcha cuesta abajo, no se sabe nunca dónde hay que pararse. Muchos hombres han iniciado su ruina al cometer un asesinato de un tipo u otro, que en ese momento creyeron que no tenía la menor importancia. (Thomas De Quincey - Del Asesinato Considerado como una de las Bellas Artes)
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