HIDESHI HINO

No deberían existir las clasificaciones que diferenciaran a los autores por el medio que utilizan para expresarse. Más bien deberíamos dejarnos llevar por los registros que nos producen, por las sensaciones y pensamientos que expresan, por las pesadillas que crean en algunos casos... Un autor de terror debería ser eso, sea su medio la literatura, la música o el cine. Guy de Maupassant, Jerry Goldsmith, Dario Argento, James Whale, Edgar Allan Poe, H.P. Lovercraf, Allan Moore e Hideshi Hino, pertenecen todos a esa tradición de narradores de las tinieblas, de escudriñadores de lo oscuro, buscadores de sombras, esas a las que acudimos cuando queremos probar que nuestros temores infantiles siguen vivos en el fondo de nuestros corazones, independientemente de que lo hagan a través de un cómic o una película. Hoy hablaremos de un artista que se expresa a través del Manga, y cuyos relatos de terror ilustrados pueden igualarse a la gloriosa etapa de La Cosa del Pantano guionizada por Allan Moore, una de las cumbres del cómic internacional. Hino comenzó su carrera convencido de que podría ser director de cine, influenciado por la película Seppuru (1962) de Masaki Kobayashi. Introducido posteriormente en el mundo del manga realiza influido por los relatos de Ray Bradbury en El Hombre Ilustrado una de sus obras míticas, Zoroku no Kibyo (La extraña enfermedad de Zoroku), la historia fue publicada en una revista infantil en 1969 y contaba con toda clase de detalles escabrosos el desarrollo de una enfermedad que provocaba una serie de desagradables erupciones. El manga fue un éxito y marcó la carrera de Hino, quien se convertiría en uno de los referentes indispensables del manga de terror.

Asesinos desviados, monstruos deformes y cuerpos decapitados son elementos naturales en los escalofriantes relatos de Hino, plagados de detalles autobiográficos. En una de sus obras maestras, Panorama Infernal, Hino plaga el relato de recuerdos de su infancia. Nacido en China de padres japoneses, tuvo que soportar la discriminación contra los japoneses tras la Segunda Guerra Mundial y de hecho su familia tuvo que huir antes de ser linchados por sus vecinos, algo que queda reflejado en la que tal vez sea su obra maestra. Otro ejemplo: una inflamación de su intestino sirvió al autor de materia prima para realizar la que sea posiblemente su obra más enferma (y eso es mucha enfermedad), La Serpiente Roja. El autor sabe trasladar esos momentos de enfermedad, de anticipación a la muerte y de terror en su biografía para conseguir relatos llenos de un terror visual, grotesco y escatológico. En otros relatos Hino se muestra más compasivo hacia sus criaturas malditas y, aunque siempre les espera un final agonizante y tormentoso, las utiliza para denunciar la degradación de la sociedad y la marginación a lo distinto, así ocurre en obras tan interesantes como El Hombre Cadáver, El Niño Gusano o El Hijo del Diablo, obras llenas de ternura hacia lo monstruoso. El autor ha escrito algunas de las adaptaciones televisivas de sus obras, y también ha llegado a dirigir un par de películas gore en la serie Guinea Pig, el realismo de las escenas sangrientas era tal que corrió la leyenda urbana de que se trataba de snuff movies, lo que le trajo algún que otro problemilla a Hino. En cualquier caso, el medio para entender a Hino es leer sus mangas enfermos. Eso sí, absténgase aquellos con problemas de estómago...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Con todo lo que leí de él, el Sr. Hino es bienvenido a mi hogar cuando quiera.

Saludos y Suerte Fred

Mari Pueyo dijo...

Buenas.

Antes de nada, felicidades por el Blog. Me encanta tu galería de "indeseables" y tu modo de escribir. Te descubrí hace poco por casualidad y me he enganchado. Además, ¡llevas una racha buena hablando de mis idolos!

Ahorasí, al tema. Sobre el señor Hino, lo cierto es que cayó en mis manos La Serpiente Roja en un Salón de Cómic y, a pesar de que me encantó, lo pasé tan mal que al día siguietne se lo regalé a mi hermano. ¡¡Que mal rollo!!

Y ahora viendo las ilustraciones de tu artículo ha vuelto a mi ese mal rollo general que... ¡brrr!

^^ Eso sí, ¡me han cogido ganas de probar con otras de sus historias!

ALFONSO BUENO dijo...

Gracias por los inmerecidos elogios, Mari. Lo cierto es que yo también leí primero La Serpiente Roja y me dejó bastante trastornado. Recomendaría comenzar la lectura de Hino con El Hombre Cadáver, un libro que es hasta emotivo, o Panorama Infernal, que yo considero un poema sangriento. Pero de todos modos reitero que la literatura de Hino es como las guindillas en la gastronomía. No todos los estómagos las aguantan. Avisados quedan los que se animen.

Enhorabuena por tu blog, por cierto.