


El papel que hizo que Mitchum adquiriera el halo de leyenda fue su despiadada interpretación del predicador asesino en la brutal La Noche del Cazador (The Night of the Hunter, 1955). La película de culto, única dirigida por el genial actor Charles Laughton, fue un sonoro fracaso de taquilla, pero los años le dieron, al igual que a otras joyas como Vértigo o Ciudadano Kane, el estatus de obra maestra. La imagen de Mitchum vestido de negro, con sus manos tatuadas con las palabras love (amor) y hate (odio) es uno de los patrimonios inmortales del séptimo arte. Mitchum repetiría su papel de psicópata en otra maravilla, El Cabo del Terror (Cape Fear, 1962) en la que bordaba el papel de Max Cady, encontrando además su némesis en el íntegro Gregory Peck. Mitchum siguió los 60 con todo tipo de cintas: bélicas como El Día Más Largo(The Longest Day, 1962), westerns como El Dorado (1970), una revisión de Río Bravo de Howard Hawks junto a John Wayne, o dramas como La Hija de Ryan (Ryan's Daughter, 1970). Mitchum llegó a grabar dos discos que demostraban la versatilidad del artista, uno de calypso en 1957 y otro en 1967 en que destaca una memorable versión del tema Sunny. Mitchum, al contrario que muchos actores-cantantes, tenía talento musical.
En los 70 su fama cayó en picado pese a participar en interesantes cintas de cine negro como Yakuza (1974) o The Friends of Eddie Coyle (1973), y revitalizar el papel del detective Philip Marlowe en dos remakes de cintas de los años 40, Historia de un Detective y El Sueño Eterno, las nuevas versiones fueron Adiós Muñeca (Farewell My Love, 1977) y El Detective Privado (The Big Sleep, 1978). Al final de su carrera Mitchum participó con un pequeño papel, al igual que Peck, en el remake de Cape Fear, dirigida por Martin Scorsese. Uno de los puntos más interesantes de Mitchum era que se tomaba a guasa su condición de actor. En una ocasión le preguntaron qué técnicas utilizaba para actuar a lo que respondió "básicamente dos: con caballo y sin caballo". Mitchum solía firmar los autógrafos que le pedían con el nombre de su amigo Kirk Douglas y era un gran macarra que llevó su imagen de chico malo de Hollywood hasta las últimas consecuencias.

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