
Stan dio a los comics una mayor dimensión realista, generando personajes que tenían sus puntos flacos y su lado oscuro, y tratando temas sociales en sus comics (como los disturbios raciales, las drogas o el caso Watergate) haciendo de Spiderman el comic más leido en los campus universitarios en los 60. Frente a esto generó modelos femeninos muy esteriotipados, no deja de ser gracioso que los poderes de las primeras supermujeres de la Marvel fueran hacerse invisible (la Chica Invisible) o hacerse más pequeña (la Avispa), y también mostró una imagen de los comunistas teñida por los estereotipos de la guerra fría, llenando los primeros comics Marvel de villanos comunistas (por ejemplo el cupable de que Bruce Banner se transfomara en la Masa o los que obligan a Tony Stark a convertirse en Iron Man). Una curiosidad es que Stan siempre ideaba los nombres para que fueran fáciles de recordar, haciendo que tanto el nombre como el apellido del personaje comenzaran por la misma letra, es el caso de Peter Parker, Reed Richards, Susan Storm, Bruce Banner, Matt Murdock, Stephen Strange... Stan prontó dejó la compañía en manos de su ayudante, el gran guionista Roy Thomas, y pasó a convertirse en el personaje mediático que es hoy, haciendo de todo, desde la producción de dibujos animados hasta sus cameos en películas (todas las adaptaciones de la Marvel y alguna rareza como Mallrats) y series (Los Simpson, Héroes). Finalmente Marvel le dio la patada en el trasero y Stan tuvo que pasarse a la competencia, DC y otras editoriales independientes. Stan alimentó más la parte publicitaria que la artística de la compañía y acabó lamentando el bocado que le había dado ese monstruo que había creado, ahora en manos de multinacionales. A pesar de ser un entrañable personaje, invitar a Stan a cenar significaría interminables horas de batallitas y, lo que es peor, que copiase al menor descuido todas nuestras ideas para su próximo proyecto. ¡Los viejos piratas nunca mueren!

No hay comentarios:
Publicar un comentario