Invitar a la extravagante princesa inca Yma Sumac a cenar sólo resultaría en la destrucción de nuestra fina cristalería de bohemia, incapaz de soportar la potente voz de esta singular cantante peruana. Yma fue única, nadie ha sido ni será como ella. Según la leyenda Yma era descenciente de los reyes Incas, y pasó de una carrera musical en varios grupos en Perú, a vivir en Nueva York y firmar por la discográfica Capitol en los años 50 una serie de delirantes discos producidos por su marido, Moisés Vivanco. Yma se convirtió en una de las estrellas más pujantes del estilo lounge con aires latinos, añadiendo con su voz una singular originalidad al estilo. Sus discos presumían de haber sido grabados en la selva, y de entonar cantos indígenas ancestrales, aunque a menudo eran composiciones del propio Vivanco. Su carrera se completó con varias apariciones en Broadway, actuaciones en las Vegas y su participación en una película protagonizada por Charlton Heston, pero a finales de los 50 su momento había pasado. Yma se retiró, realizando algunas actuaciones inesperadas en los años 70 y a finales de los 80. Su música sigue siendo uno de los ejemplos más originales y exóticos de la música lounge.
Todo genio guarda un cadáver en el armario. Asesinos, suicidas, drogadictos, alcohólicos, maltratadores, psicópatas en potencia, obsesos sexuales, reaccionarios, onanistas, pederastas, esquizofrénicos, paranoicos, estafadores, tiranos... Un espacio dedicado a las mezquindades de los genios, o a las genialidades de los mezquinos...
...El asesinato es una forma de actuar impropia, altamente inadecuada, y no me importa decir que todo hombre que interviene en un asesinato tiene un modo de pensar muy incorrecto y unos principios muy erróneos... Pues si un hombre se deja tentar por un asesinato, poco después piensa que el robo no tiene importancia, y del robo pasa a la bebida y a no respetar los sábados, y de esto pasa a la negligencia de los modales y al abandono de sus deberes. Una vez empezada esta marcha cuesta abajo, no se sabe nunca dónde hay que pararse. Muchos hombres han iniciado su ruina al cometer un asesinato de un tipo u otro, que en ese momento creyeron que no tenía la menor importancia. (Thomas De Quincey - Del Asesinato Considerado como una de las Bellas Artes)
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