EL MARKETING DE SER MALA

Recientemente multipremiada en los premios Grammy de este año (con cinco premios), la cantante Amy Winehouse ilustra a la perfección nuestro relato del día. Con sólo dos discos en su haber, y un estilo algo más interesante que la mediocridad repetitiva que es el pop hoy, donde mezcla hip-hop con arreglos que recuerdan al soul de los 60, la cantante ha adquirido una singular notoriedad. Sin duda buena parte de su fama se debe a sus excesos. Alcohólica, drogadicta y casada con un hombre que está en prisión por dar una paliza a un camarero, las lindenzas de la cantante van desde drogarse en medio de un concierto a sus numerosas peleas con su marido. Amy, que está pasando por un proceso de rehabilitación, ha rentabilizado su imagen de chica mala, convirtiéndose en la nueva diva del lado oculto de la música pop. Los recientes premios Grammy han desatado las críticas de gente como Natalie "no puedo tener un éxito sin desenterrar a mi padre" Cole o Keith Richards (¡el guitarrista de los Rolling Stones dando lecciones sobre las drogas, a dónde vamos a ir a parar!), aludiendo a las duras consecuencias del abuso de las drogas uno, y al riesgo de situar como modelos de los jóvenes a gente que hace apología del uso de las drogas, la otra. Amy vende, y es que ha sido mala desde el principio. Otras chicas prefabricadas han tenido peor suerte, o peor marketing. Pongamos el caso de Britney Spears, que cultivó en sus comienzos una imagen de chica virgen americana. Al intentar salir de su registro, con una imagen de lolita trasnochada y comiéndole los morros a Madonna, Britney sólo precipitó su caída al abismo, un fracaso comercial, un rapado de pelo y la pérdida de la custodia de sus hijos, aderezada con alcohol y estupefacientes. Y es que la chica no aprendió la lección, no se puede ser buena y después mala, caer al agujero es algo que la sociedad no perdona. El caso contrario sí que está permitido. Es más, está bien visto. La citada Madonna, por ejemplo, pasó de ser un icono sexual que defendía su trisexualidad (lo hago con mujeres, hombres y todo lo que hay en medio) desde sus discos, sus tórridos vídeos musicales en que se lo montaba con santos negros y sus películas eróticas, a ser una estudiosa de la Torá y escribir libros infantiles. Angelina Jolie, con un historial de sadomasoquismo, drogas, lujuria y excentricidades varias (como llevar colgada en un collar la sangre de su pareja), ahora ha sido reprogramada para la vida familiar de la mano del soso de Brad Pitt, y se puede ver a ambos saludando niños en misiones humanitarias. No nos dejemos engañar por el halo que surge en esos momentos tras la cabeza de Sor Angelina, es sólo una ilusión óptica provocada por nuestras lágrimas de ternura. ¿Es ese el futuro que le espera a la díscola de Amy? ¿Es la tumba? ¿Acabará enseñando un pecho en la televisión a lo Janet Jackson? Sólo el tiempo lo dirá. Por ahora sigue vendiendo. Y es que ser mala sale rentable.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Genial laburo

Siga asi señor Honesto, que todos llegaremos lejos siguiendo sus recomendsaciones para la cena.


Suerte.


J.