JOHN LANDIS Y EL LANDISMO

Sin querer despreciar el género cómico patrio bautizado en honor a Alfredo Landa, debemos referirnos a Landismo por ese cine zafio hecho con desmedida por uno de los directores americanos más populares en los años 70 y 80, John Landis. Ya en uno de sus primeros films Landis nos regaló una de las más terribles maldiciones del cine: las películas de universitarios gamberros. Desmadre a la Americana (Animal House, 1978) supuso el inicio de una saga terrorífica llena de Porkys y Albóndigas en Remojo, además de ser el descubrimiento cinematográfico de esos Esteso y Pajares yankees que fueron John Belushi y Dan Aykroid. Un año antes nos había "regalado" una película de gags llenos de señoritas desnudas, Kentucky Fried Movie, una especie de "destape a la americana", con guión a cargo de Jim Abrahams y David Zucker (responsables de Aterriza como Puedas y su interminable saga). Su carrera parecía despegar con sus siguientes intentos, la celebérrima The Blues Brothers (1980), de nuevo con Belushi y Aykroid, que mostraba la pasión de Landis por la música negra, Un Hombre Lobo Americano en Londres (An American Werewolf in London, 1981) que sigue siendo uno de las mejores mezclas de humor y terror del cine y la acertada comedia Entre Pillos Anda el Juego (Trading Places, 1983), que supuso una de las primeras películas de Eddie Murphy, rescatado como Belushi y Aykroid de la cantera televisiva que fue el programa Saturday Night Live. De todos modos, por lo que siempre será recordado Landis es por haber rodado en 1983 el videoclip más famoso de la historia, el Thriller de Michael Jackson.

Ese mismo año lo que parecía ser una carrera prometedora del cine comercial se convertiría en pesadilla. Landis participó en la película coral En los Límites de la Realidad (The Twilight Zone, 1983) homenaje al mítico programa de si-fi de los años 50. John cumplió la ardua tarea de hacer el capítulo más aburrido de los cuatro de la película (cosa difícil teniendo en cuenta que participaba el ñoño de Spielberg). Durante el rodaje de una escena bélica de su capítulo, la explosión de un helicóptero produjo la muerte del actor protagonista Vic Morrow, y de dos niños de seis y siete años que habían sido contratados de forma ilegal por Landis. La falta de seguridad a la hora de rodar la escena hizo que Landis fuera acusado de "homicidio involuntario". Cinco años después, y en un juicio amañado por los grandes estudios, Landis fue absuelto. En el proceso de esos cinco años gran parte de la industria retiró su apoyo incondicional al director. Brian de Palma dijo que no se podía utilizar para esa clase de escenas a gente que no era especialista, y mucho menos a niños.

Aunque el juicio sirvió para que se incrementaran las medidas de seguridad en los rodajes de Hollywood, la carrera de Landis se vio resentida. Antes del juicio continuó su racha de nefastas películas con Cuando Cae la Noche (Into the Night, 1985, sólo destacable por una pelea a cuchillo entre Carl Perkins y David Bowie), Espías como Nosotros (Spies Like Us, 1985), Tres Amigos (¡Three Amigos!, 1986) y los episodios más nefastos del film coral Amazon Women in the Moon (1987), pero tras el juicio se vio relegado a hacer capítulos de Disneylandia (se ve que matar dos niños es la mejor manera de entrar en el reino de Mickey Mouse) hasta que en 1991 realizó una nueva versión de la película francesa Oscar cambiando a Louis de Funès por ¡Silvester Stallone! Después Landis se ha debatido entre episodios televisivos y películas tan nefastas como Superdetective en Hollywood III. Dicho todo esto, no sabemos si lo peor de invitar a Landis a cenar sería aguantar su barato sentido del humor o los tres fantasmas de los que iría acompañado.

1 comentario:

Marcusso dijo...

Me parece que te has pasado un poquito con John. Además, no mencionas para nada a Spielberg, que también era co-productor de la peli y se quitó de en medio sin mancharse los zapatos cuando también debería haber estado sentado en el banquillo. El único que dió la cara en el juicio fue Landis. Mi opinión es que fue un desgraciado accidente que prácticamente acabó con la prometedora carrera del que podría haberse convertido en uno de los más grandes directores de comedia.